Terminar con el mito de que el jefe debe ser infalible es la mejor manera de lograr una conducción más efectiva.
Pese a los esfuerzos en sentido contrario, ser un líder a veces hace difícil bajar la guardia. Las presiones del rol significan que a menudo sea necesario guardar información confidencial o ponerle buena cara al mal tiempo. Pero esas necesidades pueden llevar a malos hábitos si no es cuidadoso.
Al acelerarse los cambios dentro de organizaciones, es prácticamente imposible que una persona en la dirección tenga todas las respuestas.
Todos los líderes, desde los jefes de primera línea hasta los más altos ejecutivos, necesitan a la gente que los rodea para que aporten conocimientos, soporte y respuestas a problemas difíciles. Y si bien ejércitos de consultores, autores e investigadores de la inteligencia emocional han pasado los últimos años luchando contra el mito de que la vulnerabilidad es una señal de debilidad, el mito aún no está muerto. Muchos líderes sostienen la idea de ser vulnerable sin saber cómo (o por qué) ser más vulnerable en la práctica.
A continuación seis situaciones en las que la vulnerabilidad puede realmente llevar a una mejor conducción.
1 Cuando se necesita señalar alguna torpeza
Andar esquivando secretos o situaciones incómodas en el trabajo puede generar tensión. Sube la presión arterial de todos los que tratan de encontrar maneras de evitar el tema, en vez de canalizar esos sentimientos hacia tratar de resolver el problema.
Los líderes vulnerables saben cómo evitar esto dando un mejor ejemplo. «Oigan, esto me está molestando un poquito y me pregunto cómo se sienten al respecto». A veces un reconocimiento como ese es todo lo que se necesita para lograr que la gente se abra respecto de algo que parece tabú. Si todos ven que sus líderes pueden plantear cuestiones incómodas de modo respetuoso, sentirán que también pueden hablar.
2 Cuando la creatividad necesita un refuerzo
Al reconocer que no tienen todas las respuestas, se deja más margen para que los miembros de los equipos den retroalimentación y que sus ideas sean tomadas en consideración. A veces, cuando su equipo no logra avanzar con un problema o tiene que pensar de modo más creativo, lo mejor que puede hacer un jefe es reconocer sus propios errores o los límites de su propio pensamiento. Al confiar las vulnerabilidades a su equipo, un jefe está haciendo saber que está bien correr riesgos e intentar algo nuevo, aunque no sea exitoso. Esto lleva a que se planteen más ideas que pudieran haber quedado silenciadas, creando una organización más dinámica y competitiva.
3 Cuando trata de encontrar la fuente de un problema
La gente a menudo teme traer malas noticias al jefe, porque le preocupa que la información no sea bien recibida. Por lo que para cuando el líder descubre lo que sucede, ya puede haberse producido mucho daño que se pudo haber evitado. Pero los miembros del equipo que son testigos de que su líder es vulnerable y reconoce sus propios errores son más proclives a decir las cosas malas inicialmente. Si su cultura de trabajo crea el temor al castigo, no hay manera de que eso suceda.
4 Cuando se busca alentarel trabajo en equipo
Los lugares de trabajo con líderes cerrados y que se mantienen distantes hacen que la gente busque el modo de caer en gracia. Las puñaladas por la espalda y el ocultamiento de información se vuelven algo común al tratar de adivinar la gente lo que sus jefes quieren. Si lo que se busca es terminar con las peleas y generar más colaboración, la vulnerabilidad es el recurso indicado. Ser abierto y honesto respecto de las expectativas, prioridades e incluso las ansiedades evita este tipo de cultura tóxica. Dice a los miembros del equipo que no ganarán puntos a través de medios oscuros o mezquinos.
5 Cuando se busca reducir la rotación de personal
La investigación sugiere que sentirse emocionalmente comprometido con el trabajo y la empresa -y en particular tener una buena relación con su jefe- a menudo es un factor decisivo para que la gente se quede en un empleo. Por lo que si la gente renuncia muy a menudo, hay que preguntarse si hay algo en el estilo de conducción que se tiene que cambiar. Los líderes abiertos, honestos, auténticos, crean relaciones más fuertes con los miembros de sus equipos. Ayudan a que los empleados le encuentren sentido al trabajo que hacen. La verdad simple es que la gente es menos proclive a cambiar de barco (incluso por más dinero o beneficios) cuando siente que su líder los tiene en cuenta.
6 Cuando la cultura de trabajo es tensa o aburrida
Los lugares de trabajo con resentimientos ocultos y transparencia limitada no son sólo más proclives a volverse tóxicos, además no son divertidos. Estar siempre en guardia respecto de lo que dice y con quién es una receta para odiar el tiempo que pasa en la oficina. Como jefe, aunque no se esté autorizado a compartir más información relacionada con la empresa con los miembros de su equipo, de todos modos se tiene el poder de hablar un poco más de sí mismo. Y nadie lo puede culpar de tener sentido del humor.
Esto puede requerir un poco más de vulnerabilidad de la que está acostumbrado y también implica dejar de lado la mentalidad al estilo de «yo soy el jefe».
Alivianar el estilo de conducción mejorará el ambiente de su lugar de trabajo, creando una situación en la que todos se sientan más cómodos siendo vulnerables y auténticos, y en la que se diviertan un poco más.