Por las circunstancias vividas este año tan particular y en vísperas de culminar un nuevo año, por supuesto que nos preguntamos… ¿Cómo podríamos planificar, presupuestar o proyectar el futuro de las organizaciones a ciencia cierta, teniendo en cuenta la mayor cantidad de variables posibles para tomar las mejores decisiones? ¿Cómo hacer previsiones si no sabemos qué sucederá con la
economía?

Recordemos que siempre en la Planificación debemos tener presente a la tan temida “contingencia”, planificar sin asumir riesgos o creyendo que nuestros planes saldrán a la perfección, sin modificaciones, es una utopía. La respuesta a la primera pregunta es, sí…sí se puede, y si no lo hacemos sería como navegar un barco sin timón. La realidad es que muchas organizaciones hoy si planifican, revisan y adecuan su
estrategia, plantean objetivos claros, medibles y alcanzables; lo hacen considerando el corto plazo (6 meses), mediano plazo (1 año) y largo plazo (3 años). Sin embargo, muchas no acompañan la planificación con un presupuesto, lo que no permite tener una proyección completa. Desde la planificación estratégica se recomienda siempre primero planificar y luego convertir esa planificación en información contable predictiva, pero sabiendo que es algo flexible, que puede y debe cambiar, según cambie el entorno. Como dice su nombre es un pre supuesto, que incluye variables controlables y no controlables.

Pero entonces, ¿no sería ineficiente invertir tiempo en planificar y presupuestar algo que seguro cambiará? ¿Sería como querer usar una brújula en una tormenta de arena? En realidad no, porque hacer el ejercicio de pensar un escenario ideal para nosotros como organización, y a su vez, desde ese momento, poder pensar escenarios alternativos, nos predispone a encontrarnos en una mejor situación que aquellos que no lo hicieron. Y no solo eso, al evaluar alternativas pueden aparecer oportunidades para anticiparse a posibles cambios indeseados, ejemplo: anticipar una inversión en automatización de un equipo, que por planificación original estaba pendiente hasta fines de 2021, pero la empresa advierte que podría, con esfuerzo, realizarla hoy, y así eliminar una variable incontrolable de aumento del dólar, y estar mejor preparados ante un cambio indeseado. Eso fue algo que les sucedió a muchas organizaciones entre enero y marzo de 2020, quienes encararon proyectos de digitalización anticipada, y se encontraron fortalecidas en el momento de pandemia. ¿Pero cómo hicieron para adivinar? No, no fue casual, en las empresas todo es CAUSALIDAD, estas organizaciones hicieron el ejercicio de proyección y pensaron fuera de la caja. Es fundamental aplicar el concepto de estimación, poder aproximarse a como cada escenario impactaría en nosotros, y tener esos escenarios listos y presupuestados, y la gran CLAVE en contextos inciertos es “no dilatar decisiones si las condiciones están dadas hoy, solo por ser adversos a los riesgos”, el no tomar una decisión, es una decisión en si misma.

Y aquí nos detenemos un segundo… ¿Cuántas veces en tu organización hacen reuniones de laboratorio de Ideas o días de innovación? ¿Cuánto tiempo de su rutina le destinan a la creatividad? ¿A plantearse desafíos y posibles escenarios? ¿Fomentan el brainstorming en sus
equipos? ¿Tienen canales a través de los cuales los colaboradores pueden plantear proyectos?

¿Porque nos debemos preguntar esto? Porque la única forma que una organización sea sostenible en el tiempo atravesando todos los cambios del entorno a través de la planificación, es con un usina de nuevas ideas, y es una falacia creer que esas ideas solo provendrán de las máximas autoridades, se debe involucrar a todos los equipos de la organización.

En muchas empresas la cultura organizacional fomenta el Reactivismo, que es la actitud que pretende que el futuro nos devuelva el pasado, este modelo es supresor de las iniciativas, porque los comportamientos pasados predeterminan el futuro, cuantas veces escucharon decir “Aquí las cosas siempre se hicieron así y nos dieron buenos resultados”. Lectura entre líneas: no vamos a cambiar. Resultado: condenadas a la extinción, tarde o temprano.

En otras organizaciones, culturalmente funciona el Inactivismo, en ellas se subestima la situación extraordinaria, se la considera temporal, y por ello se supone innecesario cambiar, porque se volverá a la “normalidad” en breve. Lectura entre líneas: no vamos a cambiar permanentemente, solo por un tiempo, y luego todo será como antes. Resultado: quedarán obsoletas ante sus competidores y con el tiempo deberán reconvertirse o desaparecer.

Hoy, muchas organizaciones están migrando a culturas Preactivistas, donde todo el accionar se proyecta en base a posibles cambios en el contexto y su impacto en los equipos. Lectura entre líneas: son organizaciones que parecen en crisis porque hay un clima de cuestionamiento, pero están listas para salir fortalecidas. Resultados: Crecimiento en el tiempo.

Y por último, las más avanzadas, ya están generando cultura Interactivista, son aquellas organizaciones que están convencidas que al futuro se lo crea. Salen a buscarlo, no esperan a la competencia, son punta de lanza. Lectura entre líneas: están más propensas a cometer errores,
pero aprenden de ellos y son las verdaderas generadoras de usinas de ideas. Resultado: son organizaciones que tienen múltiples unidades de negocios y se diversifican para sostenerse en entornos cambiantes.

Entonces la gran pregunta es: Uds… ¿qué cultura están creando para realizar planificaciones que se adecuen a entornos inciertos y cambiantes? ¿Y qué pasaría si la nueva normalidad es el cambio constante?

Después del 2020 nada volverá a ser como antes, por ello, las organizaciones no pueden ser las de tiempos pasados, para lograr resultados diferentes, se deben hacer las cosas de manera diferente.

El éxito es algo futuro que necesita de nuestro esfuerzo presente.

 

Feliz y próspero año nuevo para todos.

Maria Marouf Suriani – Usinna Group

Instagram – Usinna Group

 

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