Cuando el número de mujeres ocupadas aumenta, las economías crecen, por ello el empoderamiento de las mujeres como valor, como respuestas a las necesidades de una empresa, puede ser pensado tanto hacia adentro como hacia fuera de las organizaciones.

Estas afirmaciones no son caprichosas, sino que surgen de la realidad actual, que arroja cifras acuciantes:


“Si continúa el actual ritmo de progresos, alcanzar la igualdad de género puede llevar 300 años, señala un nuevo informe de ONU Mujeres y el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas (DESA) que destaca que varios desafíos
como la pandemia de COVID-19, el cambio climático y los conflictos violentos agravan aún más las disparidades de género”.

Dentro de esas cifras que parecen eternas, y que recién alcanzarían a nuestras tataranietas y más allá, ONU MUJERES sostiene que “Si se mantiene el actual nivel de progreso, el informe estima que se necesitarán hasta 286 años para cerrar las brechas
en materia de protección legal y en eliminar las leyes discriminatorias, 140 años para alcanzar la representación equitativa en los puestos de poder y liderazgo en el lugar de trabajo, y al menos 40 años para lograr una representación igualitaria en los
parlamentos nacionales”.

Ante estos datos, nos urge cerrar la brecha económica existente entre hombres y mujeres. La igualdad de trato entre las mujeres y hombres no es solamente lo correcto de hacer, también es una práctica acertada para los negocios.

Ello por cuanto la distribución del trabajo en la sociedad sigue marcada por una segregación horizontal que reproduce roles de género: los varones se insertan más en las ramas de actividad más dinámicas y estratégicas desde el punto de vista salarial y de
empleo formal; las mujeres, en cambio, tienen mayor participación en los sectores relacionados con los cuidados y servicios sociales, conforme sostiene la Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género (DNEIyG) en el informe: «El costo de cuidar:
las brechas de género en la economía argentina (1er trimestre de 2022)», que presenta un panorama de la situación económica de las mujeres en la Argentina.

Esta problemática compleja, de múltiples caras, requiere de soluciones osadas, diversas, interdisciplinarias, que involucren a todos los sectores, no desde las meras declaraciones, sino desde las acciones concretas y audaces.

Sus causas son múltiples:


• Empleo a tiempo parcial, El porcentaje de mujeres que trabajan a tiempo parcial
es mayor que el de los hombres.


• Peores empleos: Las mujeres están más presentes en sectores y empleos peor
remunerados y tienen menos posibilidades de obtener empleos de mayor nivel,
y de progresar en su carrera profesional, siendo la maternidad una de las
circunstancias que provocan esa discriminación.


• Trabajos menos valorados socialmente: Las mujeres realizan trabajos por cuenta
ajena que están asociados a los trabajos de cuidados, los cuales se encuentran
fuertemente feminizados.


• Autominusvaloración: Las mujeres sufren discriminación en el mercado laboral.
Esta es una invitación a las mujeres a trabajar su empoderamiento personal, su
merecimiento, su desarrollo.


• Ignorancia y desconocimiento: Los empleadores, públicos y privados, no analizan
en detalle las remuneraciones que dan a sus trabajadoras y trabajadores. Las
estadísticas globales de diferencias salariales son confusas, y no se dispone de
análisis que permitan identificar su origen preciso. Este desconocimiento hace
que no se adopten medidas, por lo que las diferencias se perpetúan. Cuanto
mayor es la edad y el nivel de responsabilidad, mayores son las diferencias
salariales entre mujeres y hombres.

Así como los datos empíricos y las causas son reales, tanto o más real es que la plena participación de las mujeres en nuestras empresas y en la comunidad hace bien a los negocios de ahora y del futuro. Se trata de un concepto amplio de sostenibilidad y
responsabilidad corporativa que abraza el empoderamiento de las mujeres como un objetivo clave y que beneficiará a todos, lo que se traduce además en el crecimiento del liderazgo de las mujeres como base para un crecimiento sostenible, inclusivo y
equitativo.

Florence Raes, quien representó a ONU Mujeres para Argentina, sostuvo que, si bien “este 2020 se cumplen 25 años de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer y de la adopción de la Plataforma de Acción de Beijing y se lograron progresos importantes,
actualmente ningún país ha alcanzado la igualdad de género. Por ello, ONU Mujeres lanzó la campaña “Generación Igualdad: Por los derechos de las mujeres y un futuro igualitario”, con el objetivo de sumar las voces de las y los jóvenes, acelerar los avances
hacia la igualdad en la remuneración, igualdad a la hora de compartir el trabajo doméstico y de cuidado no remunerado, fin del acoso sexual y de todas las formas de violencia contra las mujeres y las niñas, entre otros”. Es un camino de cinco años para
acelerar la igualdad, el liderazgo y las oportunidades para mujeres y niñas en todo el mundo. Este trabajo culminará en 2026.


Acompañando esta iniciativa, desde Comunidad Ser Crear Crecer, nos hacemos eco de la Generación Igualdad para promover el empoderamiento económico de las mujeres de todas las edades, con el fin de contribuir al desarrollo de políticas empresariales, que impacten en el empoderamiento de las mujeres, hacia dentro de sus organizaciones y en el desarrollo de políticas de responsabilidad social, hacia las comunidades donde las mismas se encuentran inmersas, tejiendo además redes sostenibles entre mujeres de diferentes horizontes, fomentando y propiciando el liderazgo de mujeres y su empoderamiento.

La igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres han mostrado tener un impacto positivo no sólo en las vidas de las mujeres y sus familias, sino también en el desarrollo de las comunidades y los países. El sector empresarial, como actor económico y social clave, desempeña un rol importante en la posibilidad de avanzar hacia los objetivos de igualdad de género y de desarrollo sostenible.

Pocas son las empresas que consideran las dimensiones atinentes a la igualdad de género, como problemáticas a ser considerados a la hora de implementar el desarrollo de sus políticas internas y de RSE, lo que agranda aún más la brecha y torna más largo el
camino hacia la igualdad.

Para llevar la Igualdad de Género a nuestras organizaciones debemos incluir:
• prácticas que incentiven la capacidad de gestión de la mujer
• el reconocimiento de los aportes femeninos a la estructura organizativa
• el cambio de los procedimientos de selección con la adopción de políticas de
transparencia
• proyectos que articulen el trabajo con la familia
• la eliminación de prejuicios y estereotipos en las prácticas organizacionales
• iniciativas que incluyen a todos los públicos de interés y pretendan reducir la
resistencia a la igualdad de género.

Asimismo, cuando hablamos de Responsabilidad Social, pensamos en organizaciones que permitan llevar a cabo una transformación de sus valores, no sólo la búsqueda en la maximización de sus beneficios, sino la consecución de dichos beneficios de una manera sostenible, permitiendo a la empresa participar activamente en el desarrollo social, no sólo a través de la vía impositiva, sino de una manera mucho más directa mediante el impacto generado en sus comunidades.

La importancia de la RSE pone en valor el papel fundamental que tienen las empresas para el desarrollo de una comunidad; sobre todo de aquellas donde se encuentran inmersas, generando un beneficio que impacte positivamente en las mismas. Conforme
con ello, “la Igualdad de género puede considerarse un contenido de la RS, en cuanto a medidas que no sean exigibles por la ley (si fuese así se trataría del cumplimiento de la legislación y no de una cuestión de RSC). Sin embargo, la realidad pone de manifiesto
que no bastan las leyes para que la igualdad sea efectiva y es en ese entorno en el que la RS habría de contemplarse en las políticas públicas, con el fin de que promovieran y facilitaran los medios necesarios para conseguir una igualdad real”.
https://ecosfron.org/responsabilidad-social-de-las-empresas-e-igualdad-de-genero/

Así también el diseño de políticas de RSE que impacte en las dimensiones comunitarias de las empresas, a través del fortalecimiento de las mujeres de dicha comunidad mediante programas de formación, educación financiera, promoción del
emprendedurismo, eliminación de las violencias, entre otros, que se traduce en el empoderamiento de las mujeres y el directo desarrollo de las mismas y sus entornos familiares y sociales.

En la actualidad, la igualdad de género sigue siendo un asunto no resuelto como así queda reflejado en numerosos informes y estudios. La buena noticia es que cada vez son más las organizaciones que se suman a incorporar políticas de género para el desarrollo de su Responsabilidad Social como elemento imprescindible en el desarrollo y gestión de organizaciones y empresas responsables y éticas.

Para ello, trabajamos desde diversas organizaciones aliadas ofreciendo las herramientas para incorporar la perspectiva de género como política interna y externa de las empresas a efectos además, de que puedan desarrollar con amplitud indicadores
específicos.

En la Responsabilidad Social entendida como una forma de gestión y de hacer negocios, la empresa busca la sustentabilidad de sus resultados, abrazando sus diversas dimensiones económicas, sociales y ambientales, en miras al fortalecimiento del
presente y la preservación de las generaciones futuras.

En esa visión holística, donde los resultados económicos abren paso a la integración de la diversidad, el fortalecimiento de las inteligencias múltiples, la definición de valores éticos, avanzamos con fuerza hacia el desarrollo de políticas empresariales que faciliten e impulsen la igualdad de género, desterrando de las organizaciones prácticas basadas en la discriminación y en los prejuicios, que dejaron históricamente a las mujeres fuera del sistema.

El contexto actual nos interpela a reconstruir creativamente la economía argentina -que ya arrastra previamente diversas desigualdades- en la búsqueda de equiparar oportunidades, donde una mayor participación laboral, social, política de las mujeres,
tendría un impacto positivo en el crecimiento económico.

Para lograrlo, desde este espacio buscamos dar vuelta la ecuación y construir en forma conjunta y colaborativa respuestas que permitan acelerar los cambios, a partir de acciones concretas donde las mujeres somos las protagonistas del crecimiento, porque
invertir en el empoderamiento de las mujeres, es cambiar el mundo.-

LAURA COSTA
Abogada. Coach Ontológica Profesional
Mentora Escritora
Directora de “Comunidad Ser Crear Crecer”

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